Nuestros tratamientos con Neuromoduladores

¿Qué son y cuales son sus aplicaciónes? 

Los neuromoduladores en estética se refieren a sustancias que alteran la actividad neuronal en el cuerpo, especialmente en el área de los músculos faciales, con el fin de producir cambios estéticos. El principal tipo de neuromodulador utilizado en este contexto es la toxina botulínica, comúnmente conocida como Botox (que es una de las marcas comerciales).

La toxina botulínica se utiliza en estética para tratar y prevenir arrugas faciales al inhibir temporalmente la contracción de los músculos subyacentes. Cuando se inyecta en pequeñas cantidades en áreas específicas de la cara, bloquea las señales nerviosas que llegan a los músculos, lo que provoca una relajación temporal de esos músculos. Como resultado, las arrugas dinámicas, que son causadas por la actividad muscular repetida, se suavizan o desaparecen.

Las áreas comunes de tratamiento con neuromoduladores incluyen las líneas de expresión en la frente, entre las cejas (líneas del ceño) y alrededor de los ojos (patas de gallo). Además de reducir las arrugas existentes, los neuromoduladores también pueden prevenir la formación de nuevas líneas finas y arrugas.

Es importante destacar que el uso de neuromoduladores en estética debe ser realizado por un profesional médico cualificado, como dermatólogos o cirujanos plásticos, para garantizar resultados seguros y satisfactorios. Los efectos de los neuromoduladores son temporales y generalmente duran varios meses, por lo que se necesitan tratamientos de mantenimiento periódicos para mantener los resultados deseados.

Toxina botulinica en zonas entrecejo, frente, y patas de gallo

En Saonna, nuestra clínica de estética en Granada, ofrecemos una técnica especializada para este tratamiento.

La toxina botulínica, comúnmente conocida como Botox (que es una de las marcas comerciales), es una proteína producida por la bacteria Clostridium botulinum. Esta toxina se utiliza en estética principalmente para reducir la apariencia de las arrugas faciales.

Cuando se inyecta en cantidades muy pequeñas y diluidas, la toxina botulínica bloquea temporalmente la señal nerviosa que se transmite a los músculos faciales, lo que provoca una relajación muscular localizada. Al relajar los músculos responsables de la formación de arrugas faciales, como las líneas de expresión en la frente, entre las cejas y alrededor de los ojos, se suaviza la apariencia de las arrugas existentes y se previene la formación de nuevas arrugas.

El tratamiento con toxina botulínica es uno de los procedimientos estéticos más populares y ampliamente utilizados en todo el mundo para tratar arrugas faciales. Es una opción no quirúrgica y relativamente segura cuando se realiza por profesionales capacitados. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los efectos son temporales y generalmente duran de tres a seis meses, por lo que se necesitan inyecciones de seguimiento para mantener los resultados. Además de su uso en estética, la toxina botulínica también se utiliza en medicina para tratar una variedad de condiciones médicas, como el blefaroespasmo, la espasticidad muscular y la hiperhidrosis (sudoración excesiva), entre otras.

Tratamiento para el bruxismo

En Saonna, nuestra clínica de estética en Granada, ofrecemos una técnica especializada para este tratamiento.

El bruxismo es una condición en la que una persona aprieta o rechina los dientes de manera involuntaria, lo que puede causar desgaste dental, dolor facial y otros problemas. En el contexto de la estética, el tratamiento del bruxismo se centra principalmente en abordar sus efectos en la apariencia facial y dental. Aquí hay un resumen del tratamiento para el bruxismo en estética:

  1. Protección dental: Se pueden utilizar férulas o férulas nocturnas, que son dispositivos hechos a medida que se colocan sobre los dientes para protegerlos del desgaste causado por el bruxismo. Estos dispositivos también pueden ayudar a aliviar el dolor facial y mandibular asociado con el bruxismo.

  2. Terapia de relajación y manejo del estrés: Dado que el bruxismo puede estar relacionado con el estrés y la ansiedad, las técnicas de relajación, como la meditación, el yoga o la terapia cognitivo-conductual, pueden ayudar a reducir los síntomas y controlar el hábito de apretar los dientes.

  3. Ajustes en la oclusión dental: En algunos casos, se pueden realizar ajustes en la oclusión dental, es decir, en la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí, para reducir la presión sobre los dientes y la mandíbula.

  4. Tratamientos estéticos: Si el bruxismo ha causado desgaste dental significativo o cambios en la apariencia facial, pueden ser necesarios tratamientos estéticos adicionales. Esto puede incluir restauraciones dentales, como coronas o carillas, para restaurar la forma y la función de los dientes dañados, así como procedimientos estéticos faciales, como rellenos dérmicos o tratamientos con toxina botulínica, para mejorar la apariencia de los músculos faciales afectados.

Es importante trabajar en colaboración con un dentista o un especialista en estética dental para determinar el enfoque de tratamiento más adecuado para cada caso individual de bruxismo en el contexto estético. Además, abordar el bruxismo no solo mejora la estética facial y dental, sino que también puede prevenir problemas dentales y de salud más graves a largo plazo.

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